jueves, 13 de septiembre de 2012

El Monasterio Maldito


 A unos 40 kilómetros de Sevilla, en la localidad de Carmona, se alza desde lo alto de un promontorio, dominando un extenso páramo, un viejo y semiderruido edificio… De tétrico aspecto y amplias dimensiones lleva consigo una demoniaca leyenda… Estamos hablando del llamado “Monasterio del Diablo” o “Monasterio Maldito”, un lugar en el que según dicen, habita el mismísimo Diablo.
 Habría que sumergirse en la historia de este lugar para comenzar a comprobar que su justificada fama se extiende en la profundidad del tiempo, una historia apasionante y ,a la vez, escalofriante… 
El que hoy conocemos como “Monasterio Maldito” o “Monasterio del Diablo”, realmente se llama “Huerta de los Frailes”. Pero en el siglo XVII  fue bautizado como “Huerta de San José”. Varios nombres para describir un gran convento en el que el misterio y la leyenda se funden a los ojos del investigador que intenta rellenar su cuaderno de campo junto a aquellos muros.

Fue hacia el año 1620, cuando se fundó en esta vasta extensión de terreno un monasterio de Franciscanos – Dominicos para el internado e iniciación del noviciado. Algo que realmente al investigador no puede dejarle indiferente es el hecho de que en la bibliografía auténtica de la noble ciudad de Carmona no exista ningún documento existente adherible a la historiografía de este convento. Es como si el tiempo hubiese intentado borrar sus huellas para tapar algún momento pavoroso del pasado.  Solamente poseemos dos documentos que acrediten la existencia física e histórica del convento. Uno nos habla de una donación, en forma de alimentos, que hizo el ayuntamiento  para intentar que los mojes no se muriesen de hambre, el segundo de estos dos documentos lo podemos encontrar en el archivo histórico del ayuntamiento de la ciudad Carmonense, y quizás, pese a ser el más extenso de los dos, sea el más misterioso…


  En dicho archivo histórico (concretamente en el Bloque 10, 20, IN Suparan, 203, 210  – extenso, legajo 120, cámara 8), nos topamos con un dudoso documento y estremecedor que dice así: De una parte, José Díaz de Alarcón, Escribano y por otra, Juan Rodrigo Perea, fraile Dominico, en unión con alguaciles y demás fuerzas públicas y religiosas, nos narra así los hechos ocurridos: “Yo señores, me hice fraile Dominico en el convento De S. José, donde entré al noviciado hace ya tres años poco más. 
  En la mañana del 20 de noviembre de éste año de nuestro señor (1680) entró por parte de Cantillana, un aspirante al noviciado que dijo llamarse según recuerdo D. Jaime Malvidas y que  fue aceptado con plena satisfacción por parte del prior y demás. Este hombre era alto, de cejas muy pobladas, de nariz aguileña, y su cara era tan fina como la de una espada. Nunca le vi en compañía de otros en la huerta o en la capilla, por la que nos extrañó….  Yo señores , no sé como ocurrió, que en la mañana del 2 de noviembre del susodicho año, cuando desperté, no encontré la puerta de mi celda abierta como era la costumbre (Pues como ustedes saben todas las noches nos echan llave y cerrojo) y creyendo que era aún muy temprano, me entregué a profundas meditaciones.
  Después de esperar mucho rato, sentí por fin unos paso débiles que provenían del pasillo y que venían a morir justo en la puerta de mi celda. La puerta, de un suave golpe, quedó abierta; pero cuanto fue mi sorpresa, cuando pude comprobar que atrás de ésta no había nadie ……. Entonces fue cuando pensé que quizá la misa primera ya hubiese empezado, y me hubiese quedado dormido y castigado, pero al ver las puertas de las celdas de mis compañeros estaban abiertas de par en par, quédeme pensativo un momento, para después salir corriendo hacia la capilla. Cuando llegué a ésta, no vi a nadie, y entróme un calor desde la garganta hasta el pecho, cuando oí unos lamentos a media voz que al parecer provenía de la cocina que estaba al lado de la capilla……….Cuando llegué a la cocina, los quejidos se oían mas fuertes dentro de mí, que pensé que era yo mismo el que los producía. Pero pronto me di cuenta, que el lugar de su procedencia era el sótano y sin poderlo remediar, me vi no sé como bajando sus empinados escalones. Y maldita sea, señores, maldita sea el momento en el que entré en aquella habitación, pues al entrar encontré al Padre Prior y a los demás frailes colgados de los ganchos donde solíamos colgar los cerdos, jamones y chorizos. Yo señores, al ver aquel marco infernal y sangriento, comencé a ver unos seres pequeños, que apiñados alrededor de los cuerpos muertos, comían sus carnes. En aquel momento sentí un desmallo pasajero, y pude ver señores, como los seres que antes os había hablado se reunían en uno sólo, de aspecto repugnante. Mirándome me dijo estas palabras; “Te dejo vivir, para que proclamaras mi venida al mundo”. Entonces, un fuego comenzó a propagarse por el sótano…. No pude mover músculo alguno, para moverme y salir corriendo, y cuando pude hacerlo, la misma voz que referí anteriormente, me volvió a decir; “ve y di que Satán está aquí”…..

 Esto es solo una parte de este terrorífico documento que nos habla de demonios, de seres extraños y de terribles asesinatos en el interior del edificio. Otra parte atrayente de este documento es la que relata el Alguacil Alonso Sans de Heredia, en su relato nos habla del momento del enterramiento de los monjes asesinados y explica referente a un hecho insólito y no menos estremecedor. Cuenta que en el momento del enterramiento, realizado en los terrenos del sótano, y delante de muchos paisanos de Carmona fueron testigos de “un sobrenatural fenómeno”. Este consistió en un oscurecimiento del cielo, y entre dos columnas de fuego, la visión de un rostro horrible en forma de alimaña. Más tarde, en un fulminante rayo, descendió una blanca luz y de ésta bajo un ser en forma más humana. Comenta que todo el mundo salió despavorido.  




Otra parte extraña de este mismo relato es la de un intento de exorcismo por parte del pueblo en el cual cayeron muchas más víctimas de manos del mismísimo diablo. Después de aquellos hechos se mandó sembrar con sal el lugar para alejar al demonio y desposeer de todo mal aquel lugar sagrado. 










Allá donde mora el Diablo
 por Luis Mariano Fernández, Jordi Fernández y Jose Manuel García Bautista
Fotografia:
M.A. Calahorro para AEP.

Pronto editaré una nueva entrada sobre el Monasterio, y las experiencias que vivimos en el, tambien completando las fotografias anteriores subiremos las psicofonias obtenidas en este maravilloso lugar, que por otro lado son escalofriantes, pero como ya he dicho, queda pendiente.....

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